La Piel vulnerada

acrílico sobre lienzo, 90 x 90 cm cada uno. 

  

La Piel es una frágil funda. Bajo ella la Naturaleza mantiene ordenada sus vísceras, venas y canaletas, arterias y canalones.

 

Elástica y protectora, sus jirones llenan de alfaqueques el infierno, de santos el martiriológico y de versos los poemarios. 

La "carne viva" define al corazón enamorado, la de "gallina" al estremecido y "perder la piel" es un esfuerzo a veces vano. Su solución de continuidad queda rota por mucosas que no por cálidas son siempre acogedoras.

 

En ellas habitan heces, lágrimas, saliva, cerumen, orina y calostros varios. La Piel es el papiro donde el tiempo mejor se expresa. Arrugada o tersa, albina o pigmentada. Adorada, entumecida, congelada, lamida y relamida. Masacrada, intervenida u operada, agradecen a un coágulo que la sangre rojo cadmio en vómito fatal detuviera el efecto destructor de su corriente. 

  

La Piel es una frágil funda. Es palpable y sugerente. Es lasciva. Piel policromada de frescores angelicales, o deteriorada al extremo de gangrena. Traslucida de varices o de venas azuladas. Piel jerarquizada, de reyes y de hadas, o de callos en las manos, los talones y las plantas. Piel cicatrizada que un hilván de amor permitió a Tomás dudar sus dedos en la llaga. 

 

Cicatriz, frágil funda de almohada, edredón de seda con rasguño en el embozo. Cicatriz en la carne. Cicatriz en el alma.

Para las primeras yodo. Para las segundas venganza.  

 

Jose Luis Marin